El Banco Mundial (BM) ha ajustado al alza su previsión de crecimiento para América Latina y el Caribe, elevándola una décima hasta el 1.9% en 2024. Sin embargo, para 2025, la estimación se redujo una décima, quedando en 2.6%. Estas cifras, consideradas «bajas» a nivel global, reflejan los obstáculos estructurales persistentes que afectan a la región.
El informe titulado Panorama general: impuestos a la riqueza para la equidad y el crecimiento destaca que, aunque algunos países han superado ligeramente las expectativas, el crecimiento sigue siendo débil a largo plazo. William Maloney, economista jefe del BM para la región, subrayó que la región ha recuperado el nivel de crecimiento previo a la pandemia y que la inflación está mayormente controlada, pero los desafíos estructurales, como la baja inversión en infraestructura y las dificultades en el entorno empresarial, limitan el dinamismo económico.
Previsiones para las principales economías
México: Se revisó a la baja la proyección de crecimiento para este año a 1.7%, y se espera un 1.5% para 2024 debido a las altas tasas de interés y la disminución de la inversión.
Brasil: Se espera que crezca 2.8% este año, un aumento de ocho décimas, y mantenga un crecimiento de 2.2% en 2024.
Argentina: Se prevé una contracción de 3.5% este año, pero se espera un rebote con un crecimiento del 5% en 2024.
Colombia: Se ajustaron las previsiones al alza para 2024, con un crecimiento del 1.5%, mientras que para 2025 se espera un 3%.
Chile: Crecerá un 2.5% este año, una décima más de lo previsto, y se espera un 2.2% para 2025.
Perú: Incrementará su crecimiento en 3.1% en 2024, dos décimas más de lo previsto, mientras que en 2025 se espera un 2.5%.
Ecuador: Las expectativas se mantuvieron en 0.3% para este año y 1.6% para el próximo.
Obstáculos estructurales
El Banco Mundial señala que uno de los principales obstáculos para el crecimiento en América Latina es la baja inversión en infraestructura, que representa solo el 3.5% del PIB, en comparación con más del 6% en Asia. Además, los sistemas educativos no están a la altura de los estándares mundiales, y la región enfrenta problemas de seguridad pública y dificultades para hacer negocios.
El fenómeno del nearshoring, que podría beneficiar a la región al acercar la producción a mercados más cercanos, aún no ha generado flujos significativos de capital. También se observa que la región no está aprovechando su potencial en la transición energética, lo que podría ser una fuente clave de crecimiento.
Impuestos a la riqueza
El informe del BM también analiza los impuestos a la riqueza como una herramienta para generar espacio fiscal, reducir la desigualdad y fomentar el crecimiento. Aunque América Latina y el Caribe tienen algunas de las tasas más altas de impuestos corporativos a nivel mundial, con un promedio de 24.7%, solo se recauda el 2.7% de los ingresos a través de impuestos a la riqueza, en contraste con el 12.8% en América del Norte y el 4.3% en Europa.
Maloney destacó la necesidad de reducir la carga impositiva sobre el sector productivo y trasladarla a los impuestos a la riqueza, lo que podría contribuir a mejorar la equidad y el crecimiento en la región.

